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El astrónomo Miquel Serra y sus colegas alucinaron con el fenómeno

"Este es el mejor eclipse de la historia"

Orietta Santa María


U n frío estremecedor abrazó a las mil 800 personas que desde el amanecer aguardaban por el momento más impresionante que recordaban haber visto en Rapa Nui. A las 14.06 horas de ayer, cuando faltaban solo dos minutos para que comenzara la fase total de oscuridad en la isla, cayó la temperatura y una penumbra sobrecogedora hizo enmudecer a los observadores del eclipse total de sol.

A las 14.08 ya no había que usar esos lentes de cartón y espesa mica negra. En lo alto del cielo, la imagen aceleraba el corazón: el Sol se había transformado en una esfera negra rodeada de un círculo blanco que parecía moverse como si tuviera vida propia.

Los astrónomos estaban extasiados. “Este es el mejor eclipse de la historia. Se dio en un lugar muy especial como la isla y las condiciones climáticas no eran simples”, cuenta Miquel Serra, director del Instituto de Astrofísica de Canarias.

Sus colegas de todos los países coinciden. “Nunca había visto un eclipse igual. Ese punto chiquito blanco allá es Venus y este otro punto blanco es Mercurio. Más allá está Orión. Fue fantástico. Es lejos lo más maravilloso que he observado. Solo quisiera que hubiese durado más”, alucina casi entre lágrimas Melissa Hulbery, jefa del Observatorio de Sydney, en Australia, que estaba acompañada por otras 24 personas. Celebró con champaña y chocolates.

Cerca de ella, un grupo de cien italianos festejaba bailando y gritando. “En 300 años volveremos a ver algo así porque dentro de tres siglos ocurrirá lo mismo en la isla. Yo he visto cinco eclipses en mi vida y éste es el mejor de todos. Mágico, maravilloso”, gritaba eufórico Lucio.

Jay Pasachoff, el gran gurú de los eclipses, estaba conmovido desde su punto de observación, que no fue el Tahai: “Teníamos siete cámaras y vamos a analizar las imágenes. Fue grandioso, espectacular. Logramos imágenes claras. Espléndido”.

El astrónomo chileno Patricio Rojo estaba en éxtasis: “Con un telescopio se podían ver las llamaradas solares. Es mi primer eclipse y es sobrecogedor”.

Ayer, cuando la penumbra comenzaba a desvanecerse, entre aplausos, el Sol volvió en un instante a brillar como siempre.



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